Suena como título de serie de acción de alguna plataforma de “streaming”, pero no lo es; estamos hablando de sistemas de inteligencia artificial diseñados para tomar decisiones y actuar en un entorno con cierto grado de autonomía. Pueden percibir su entorno, procesar información y ejecutar acciones para cumplir con objetivos específicos.
Muchas veces tomamos estas invenciones como cosas nuevas y sorprendentes en los adelantos tecnológicos, pero no, estos agentes llevan tiempo operando y hasta puede ser que los hayamos utilizado en algún momento de nuestras vidas. Por ejemplo, un “chatbot” básico, como los que encontramos en sitios web de servicio, es un agente reactivo, o sea, reacciona al contenido que se presenta (preguntas) y emite una respuesta ya almacenada en una base de datos. Estos programas no guardan información ni recuerdan acciones pasadas. Por otro lado, aquellos llamados agentes de aprendizaje mejoran su desempeño con la experiencia utilizando aprendizaje automático.
Los agentes basados en utilidad son otro tipo de agente que evalúa diferentes acciones y selecciona la más favorable. Esto se logra mediante la asignación de valores a situaciones, porque elegir la mejor decisión es básicamente una ecuación matemática. Un ejemplo común son plataformas de “streaming” como Netflix y Spotify que utilizan sistemas de recomendación basados en funciones de utilidad para sugerir contenido según las preferencias del usuario, mientras que en la compraventa de valores, los agentes de IA analizan múltiples factores para tomar decisiones de inversión que maximicen ganancias y reduzcan pérdidas.
Minuto empresarial es una columna del autor que se publica todos los jueves en la sección de Negocios del periodico El Nuevo Día