Los programas de código abierto, o como los conocemos mayormente, “Open Source“, son programas que, a diferencia de aquellos que se distribuyen bajo licencias propietarias, tienen su código fuente disponible públicamente. Esto permite que cualquier persona lo utilice, modifique y distribuya.
Este tipo de programas se distribuye bajo licencias que promueven la colaboración abierta. Lo atractivo de esta propuesta es que permite a desarrolladores y usuarios realizar adaptaciones, mejoras y distribuir estas versiones mejoradas.
En la gran mayoría de nuestros centros de trabajo, es común utilizar programas del sistema operativo Windows, pagando anualmente ciertas cantidades de dinero en licencias. Sin embargo, algunas empresas particulares y pequeñas alcaldías, han comenzado a utilizar programas de código abierto como sustituto de los programas “tradicionales”, ahorrando grandes sumas de dinero al año.
El sitio web https://opensource.com/ ofrece un amplio listado de opciones y sus equivalentes en el mercado, como por ejemplo, Piwik como alternativa a Google Analytics o Datawrapper como alternativa a software para la visualización de datos.
Ahora, ¿qué sucede cuando tenemos un problema con una de estas aplicaciones? Con programas con licencia, existen chats de ayuda, líneas telefónicas o asistencia técnica proporcionada por personal entrenado por la misma empresa. En la mayoría de los programas de código abierto, este no es el caso.
En el código abierto, el soporte, las mejoras y la distribución suelen depender de la comunidad. En algunos casos, hay empresas que crean el software, lo distribuyen y ofrecen soporte técnico por un precio (código abierto no significa necesariamente que sea gratuito).
Minuto empresarial es una columna del autor que se publica todos los jueves en la sección de Negocios del periodico El Nuevo Día
