Culpable, sin culpa

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La cultura en la que hemos vivido por décadas, ha hecho que por años, el acoso sexual sea un tema oculto del que nadie quiera hablar. Las personas sometidas a esta práctica se mantienen en silencio por miedo a ser señaladas. Actualmente, la Ley 61 del código penal de Puerto Rico y el Título VIII de la Ley de Derechos Civiles de 1964 en el foro federal penalizan estos actos criminales.

Durante los pasados meses, miles de mujeres alrededor del mundo han decidido romper el silencio y se han volcado en las redes sociales denunciando el acoso sexual. Utilizando el hashtag #MeToo, estas mujeres han señalado el sufrimiento que por años las ha mantenido presas sintiendo una culpa que no les pertenece. Hombres poderosos de todas las esferas sociales han sido acusados de esta práctica; que desde algunos años es catalogada como un crimen. Por ejemplo, la industria del cine “hollywoodense”, ha sido estremecida de manera violenta. La mayoría de los casos denunciados, son actrices que en algún momento de su carrera fueron sometidas a este abuso que denigra la integridad de cualquier ser humano.

Uno de los primeros en caer en esta ola de acusaciones lo ha sido el magnate y productor de cine internacional Harvey Weintein, quien se alega pedía favores sexuales a las actrices a cambio de hacerlas famosas. Por muchos años, Weintein abusó de su poder y algunas de las mujeres que lo acusan han expresado que él hundió la carrera de las actrices que se atrevieron a desafiarlo.

 

 

De la entrevista realizada a la doctora y consejera familiar, Amarilys Ramos Parrilla, se desprende que el hostigamiento sexual es cualquier acercamiento sexual, no deseado. Esto incluye: contacto físico que no sea consentido, miradas lascivas, gestos de connotación sexual, pedir favores sexuales, propagar rumores sexuales en su trabajo, pedir un beso o forzar a la persona a recibir un beso, entre muchos otros. Estos acercamientos, amenazan y perjudican la situación laboral y las oportunidades en el empleo que esta persona pueda tener.  Por lo general, el acosador escoge a aquella persona que está sola o aislada, que se encuentra en una posición inferior. Observa a su víctima y las necesidades que esta pueda tener, de esta manera va ganando su confianza y emplea todas sus armas para  de alguna manera recibir un favor sexual a cambio de algo. Un hostigador sexual puede ser de cualquier sexo o clase social; ya sea un jefe, un compañero de trabajo o alguien del entorno que trata de obtener ventajas sexuales.

Según los estudios, la mayoría de las víctimas son mujeres jóvenes, económicamente dependientes, solteras o divorciadas y algunas con estatus de inmigrante. También los hombres lo sufren y se les hace más difícil divulgarlo por la situación cultural.

Como resultado de esta agresión la vida de estas personas se afecta totalmente. Se presentan trastornos en la salud con repercusiones sicológicas, que se pueden manifestar como: estrés, ansiedad, depresión, nerviosismo, baja autoestima, trastorno del sueño y  dolores de cabeza. Todos estos síntomas son reflejo del cuadro de una persona que está pasando una situación difícil en su vida.

mujer triste
Imagen cortesía de Pixabay.

La doctora, relata su experiencia como víctima, situación que la llevó a renunciar a su empleo hace 30 años en una oficina gubernamental. “Cuando llegué a esta oficina las compañeras me indicaron que esto era uso y costumbre. Este hombre no tenía ningún reparo en hacer los acercamientos sexuales directamente”.

Son precisamente estas experiencias las que la han ayudado a entender y motivar a las personas que llegan a su oficina en busca de consejería, a luchar por su derecho a vivir en paz en su lugar de trabajo.

“El acoso sexual es algo bien terrible, es una violación total a los derechos humanos, civiles y laborales que tiene un individuo. Es importante que cuando una persona denuncie este crimen le crean, le den valor y peso a sus palabras”, exhortó Amarilys Ramos Parrilla.

Para más información puede comunicarse al 787-874-7070

Author: Yamil Santillán Pérez