La realidad virtual es uno de los campos donde la innovación avanza muy rápido. Sin embargo, esto también muestra una realidad: lo más nuevo y avanzado suele ser inaccesible para la mayoría. Por ejemplo, el Apple Vision Pro salió al mercado por casi $3,500 dólares, mientras que el Meta Quest 3S cuesta desde $299.
La diferencia no es solo el precio, también es la forma de pensar. Los modelos de lujo quieren impresionar con pantallas avanzadas, óptica moderna y un sistema cerrado (¿los reconoces?). En cambio, los modelos más accesibles para nosotros “los mortales”, son más económicos, pero sacrifican tecnología, como pantallas de menor resolución, procesadores más antiguos y funciones menos avanzadas.
Lo mismo ocurre con los teléfonos móviles y los autos eléctricos. El mercado de smartphones por años ha estado dividido en los iPhones de más de mil dólares frente a otras marcas que ofrecen básicamente las mismas alternativas por una fracción del costo. En el caso de los vehículos eléctricos, Tesla marcó la pauta con modelos de lujo, mientras otros fabricantes buscan masificar la tecnología con precios más bajos.
En todos los casos que hemos escrito, el acceso sigue limitado por los ingresos del consumidor promedio. Les hago una pregunta, ¿es realmente innovación si no está al alcance de muchos? A todos nos fascinan los equipos bellamente diseñados y con las funciones más adelantadas, pero, ¿es una innovación si no está al alcance de todos?
Minuto empresarial es una columna del autor que se publica todos los jueves en la sección de Negocios del periodico El Nuevo Día