¿Se han dado cuenta de que cada día la calidad del contenido digital independiente está peor?
No me refiero a resolución o sonido, me refiero al contenido en sí, el cómo se están narrando las historias. El arte de la narrativa digital es que lo que queremos decir debe estar enmarcado en una estructura básica, un comienzo, un desarrollo y un final. Para un medio digital que desea hacer una cobertura de un evento al cual ha sido invitado, un video de visuales y música, no es una historia, es una galería de imágenes con música y no una historia. De igual manera, los creadores de entretenimiento, una reseña de una obra de teatro o una película, no es un ‘post’ en Facebook sobre lo buena que estaba, o que vayan a verla, esto es más profundo.
Operamos en ecosistemas donde el contenido se ha convertido en un producto rápido. Muchos publican por obligación y no por propósito. Las métricas, los likes y los algoritmos han reemplazado la intención narrativa. Lo que antes era una oportunidad para conectar con la audiencia, hoy es una carrera por llamar la atención.
Hay talento, pero falta oficio. La narrativa digital no es solo encender una cámara, grabar y subir. Es pensar, planificar, escribir, editar y, sobre todo, comunicar algo que tenga sentido. Las marcas no buscan cantidad, buscan coherencia y valor. Y eso solo se logra con contenido inteligente.
Mi mensaje a los creadores de contenido independiente es que se “pongan las pilas” si es que en verdad quieren que sus medios o personalidades sean vistos como ‘partners’ de negocios para las marcas.