En algún momento del día, escuchamos la palabra Inteligencia Artificial (AI por sus siglas en inglés), y como sus avances pueden ayudar o no ayudar a la raza humana. Más allá de la imaginación mal infundada de que las máquinas sustituirán a las personas en todo, toda nueva tecnología, siempre estará al escrutinio de quienes la ven con buenos ojos, así como los que no.
La inteligencia artificial se hace muy notable en nuestro diario por ChatGPT, el cual ya venía dando de que hablar (no es un producto nuevo, más bien evolución de sistemas ya desarrollados), por ser un recurso útil para estudiantes y para personas que necesitan buscar inspiración para escribir trabajos y publicaciones en distintas plataformas. Existe mucha crítica sobre la falta de integridad académica en el uso escolar y universitario, ya que estas plataformas que utilizan AI para construir oraciones, extraen las palabras de diversas fuentes en la web sin necesariamente (o ningún) crédito a la fuente original. Esto ciertamente, crea un problema de propiedad intelectual del cual no se ha empezado a discutir plenamente. Por ahora, nos entretenemos y nos divertimos con ChatGPT, Google Bard y las muchas aplicaciones en el mercado que utilizan AI para crear imágenes.
Quizás no veamos pronto un Terminator caminando por las calles del Viejo San Juan, pero si querellas y casos de plagio de material protegido por leyes de propiedad intelectual por mal utilización de estas herramientas.
Minuto empresarial es una columna del autor que se publica todos los jueves en la sección de Negocios del periodico El Nuevo Día