En los últimos años, la economía de los creadores ha pasado de ser un fenómeno emergente a un sector consolidado que mueve miles de millones de dólares a nivel global. Pero, ¿de qué trata esto? ¿Por qué no he escuchado este término?
La economía de los creadores es el ecosistema formado por personas que generan y distribuyen contenido, productos o experiencias de forma independiente —generalmente a través de plataformas digitales— y que monetizan su trabajo mediante diversas fuentes de ingresos, como auspicios, membresías, venta directa, publicidad, licencias o donaciones.
Quizás te suene raro el nombre, pero son los creadores de contenido como los que seguimos, haciendo su trabajo y aplicando diversas estrategias para monetizar los mismos, construyendo negocios personales que, en muchos casos, compiten en alcance con medios tradicionales.
Para las marcas, esta economía representa una oportunidad estratégica: trabajar con creadores es como tener un pase VIP para conectar con audiencias específicas que confían (a veces, a ciegas) en sus creadores de contenido favoritos. La relación de una marca con un creador aporta autenticidad y cercanía, dos factores que pueden influir en una decisión de compra.
Sin embargo, esta relación requiere un enfoque distinto al mercadeo tradicional. No se trata solo de pagar por menciones, sino de construir colaboraciones alineadas con valores, tono y estilo del creador. Las marcas que comprenden esta dinámica obtienen no solo visibilidad, sino una conexión más profunda con consumidores.
Minuto empresarial es una columna del autor que se publica todos los jueves en la sección de Negocios del periodico El Nuevo Día
